Rodrigo Dupouy, El Mercurio
Señor Director:
Esta semana se dio a conocer un nuevo informe de JP Morgan sobre la industria del litio, en el que nuevamente el banco de inversiones tiene malos pronósticos sobre la situación de Chile.
Según la entidad estadounidense, el país ya perdió el segundo lugar del ranking mundial ante China, que produjo 229.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) en 2023, ante las 215.000 de Chile. A 2030 se proyecta que esa brecha se agrande mucho más, con China produciendo 544 mil toneladas anuales, mientras Chile solo 341 mil. También se proyecta que Argentina recortará mucho la distancia de acá a seis años, produciendo 318 mil toneladas de LCE. Además, aparece la explosión de África como región productora, con 400 mil toneladas a 2030.
Lo preocupante es que todos los países muestran curvas exponenciales de producción hacia 2030, menos el nuestro. Australia 114%; China 137%; Argentina 675%. En tanto, Chile se queda solo en 58%.
Aunque la intención declarada del Ejecutivo es recuperar el liderazgo mundial en esta materia explorando tecnologías limpias y cuidadosas con el medio ambiente, el mercado parece entender su estrategia de otra manera. Chile debe avanzar en abrir camino al desarrollo de nuevos proyectos de litio en el país —con reglas y plazos claros— sobre todo considerando actores que cuentan con tecnologías más eficientes y sustentables y no solo a los mismos de siempre.
Si queremos recuperar nuestro liderazgo internacional y marcar una diferencia en el respeto al ecosistema, ¿por qué se siguen priorizando tecnologías poco eficientes y dañinas para el medio ambiente? Una pregunta aun sin respuesta.
